Dejaré guardados aquellos bombones que me regalaste por San Valentín.
Así taparé el sabor amargo de mi boca si me dejas.
Nunca sigas ciego mis escritos, podrían llevarte a un pasado que nunca fué.
Entierra las razones que te llevaron a esconderlo.
Es duro caminar las aguas del destino.
Y guardad las lágrimas para cuando se acerque.
Las miradas serán el final de vuestras cascadas.
Saluda al martillo y la cuerda, directores de estas letras.
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