viernes, 31 de mayo de 2013

...quédate.

Pues no existe mayor placer que el de enseñar.
Enseñarme a ti. Enseñarte a ti.
Porque hay veces que se te olvidas.

En la primera lección, te enseñare a mirarte, dentro.
A escucharte. Y hacerte caso.
Es la más difícil.

Y la última enseñanza, te la revelo ya, es aprender a dejar que otros entren en tus ojos, y muevan algo. Pues deberás de encontrarte a ti misma siempre allí, pura, para cuando estés perdida.

Sé que te parecerá difícil. Pero conforme avances te darás cuenta que no estaba tan lejos.

Con el final de esto, te habrás ganado el título de ser uno mismo. Irrompible, inamovible.
Con él, dominaras las materias del valor de uno mismo, y de la confianza. Aprenderás a aprender de ti, para seguir caminando. Y a valorar qué te enseña cada parada, cada experiencia por mala que sea.

Cuando termine contigo, entenderás que no te hago más falta.

Sólo te hago mirar arriba, y te enseño la montaña en la que siempre has estado pensando cabizbaja.
Ahora ve, y súbela.



No hay comentarios:

Publicar un comentario